¿Cuántas veces has pensado en hacer un viaje a Groenlandia? Probablemente pocos. De hecho, es una de las tierras más extensas pero menos conocidas del planeta. Parece remota, inhóspita, inalcanzable, pero es precisamente esta lejanía lo que le confiere un encanto único.
En una época en la queel turismo excesivo ha hecho cada vez más difícil encontrar lugares verdaderamente vírgenes, Groenlandia sigue representando una de las últimas «fronteras» de la aventura. Aquí, el turismo no es de masas, sino de nicho: quienes deciden subir hasta aquí lo hacen para entrar en contacto con la majestuosa naturaleza, para ver icebergs flotando en el agua helada de los fiordos y para presenciar el fenómeno del sol a medianoche, los días sin ocaso, una experiencia que por sí sola merece el viaje.
Si hay una época en la que Groenlandia muestra todo su esplendor, es entre finales de la primavera y el verano, cuando el hielo empieza a dar paso al verde de los musgos, al color de las flores árticas y al azul brillante de los cielos infinitos.
Qué tamaño tiene Groenlandia (y a qué distancia)

Groenlandia es un gigante que a menudo escapa a nuestra imaginación: en el mapa, debido a la proyección de Mercator, parece menos grande de lo que es. En realidad, con una superficie de más de 2,1 millones de km², es la segunda «isla» más grande del mundo, más pequeña que Australia sola.
Para hacer una comparación: Groenlandia sola es más grande que Francia, España, Alemania, Italia y el Reino Unido juntos. Sin embargo, a pesar de esta inmensa vastedad, sólo tiene 56.000 habitantes, distribuidos en pequeños asentamientos costeros, a menudo separados por cientos de kilómetrosò
Y no sólo es grande: también es remota. Llegar a Groenlandia requiere un verdadero viaje geográfico y mental. Se tarda unas cuatro horas y 30 minutos en avión desde Copenhague para aterrizar en Kangerlussuaq, uno de los pequeños aeropuertos de la isla.
Sin embargo, no esperes un gran aeropuerto internacional: Kangerlussuaq es una antigua base militar estadounidense en las tierras salvajes del Ártico, pero todas las conexiones internas con otros destinos de Groenlandia parten de aquí.
El verdadero viaje a Groenlandia comienza una vez que aterrizas: para desplazarse entre las localidades groenlandesas hacen falta avionetas, helicópteros, transbordadores o -en invierno- motos de nieve y trineos tirados por perros.
El Sol de Medianoche en el Fiordo Helado de Ilulissat: cuando la oscuridad nunca llega
El nombre de esta ciudad significa literalmente «iceberg» en lengua groenlandesa, y no por casualidad: aquí se encuentra el fiordo de hielo de Ilulissat, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, uno de los paisajes más espectaculares y surrealistas de toda la isla.
Si hay un lugar en Groenlandia donde el sol de medianoche proporciona una experiencia verdaderamente inolvidable, ése es elFiordo de Hielo de Ilulissat. Este fiordo, situado en la parte occidental de la isla, es un auténtico «río de hielo» en constante movimiento, alimentado por el gigante Sermeq Kujalleq, uno de los glaciares más activos del mundo.
Aquí, en las noches de verano, la luz nunca desaparece del todo: el sol roza el horizonte, tiñe el cielo de tonos rosas y dorados, e ilumina los icebergs que flotan en el fiordo, creando reflejos surrealistas. Es un espectáculo silencioso y majestuoso, en el que te sientes diminuto ante la fuerza de la naturaleza.
Muchos viajeros eligen Ilulissat como base para excursiones a pie o en barco durante las «noches blancas», cuando el tiempo parece suspendido y el paisaje se transforma en una postal viviente.

¿Qué es realmente el sol de medianoche?
El sol de medianoche es un fenómeno natural que se produce en regiones situadas más allá del Círculo Polar Ártico (y Antártico), como Groenlandia, cuando -durante semanas o meses- el sol nunca se pone del todo, ni siquiera a medianoche.
Esto ocurre porque, durante el verano, la inclinación del eje terrestre hace que las zonas polares permanezcan constantemente expuestas a la luz solar, incluso cuando el sol debería estar «oculto» tras el horizonte.
En la práctica: imagina que miras el reloj, que marca las 23.55 h, y ves que el sol sigue ahí, suspendido en un eterno atardecer, mientras el cielo permanece tan despejado como por la tarde.
¿Cuándo ir a Groenlandia y ver el Sol de Medianoche?
La mejor hora para admirar el sol de medianoche en Groenlandia es:
- Entre finales de mayo y finales de julio, principalmente en las zonas septentrionales y a lo largo de la costa occidental.
- Por ejemplo, en Ilulissat, el sol permanece visible las 24 horas del día entre el 21 de mayo y alrededor del 24 de julio.
- Cuanto más al norte vayas, mayor será la duración del fenómeno.
Consejo de viaje a Groenlandia para presenciar el sol de medianoche
Muchos viajeros eligen el final de la primavera y el verano para visitar Groenlandia, porque además del sol de medianoche, se pueden vivir otras experiencias inolvidables: fiordos navegables, icebergs, caminatas interminables bajo la luz perenne y paisajes sobrecogedores.
¿Cómo llegar a Groenlandia?
Quienes decidan partir de Islandia pueden despegar de Reikiavik y llegar a Nuuk o Ilulissat en unas tres horas: un vuelo corto, pero que parece transportarte atrás en el tiempo, entre icebergs flotantes y montañas envueltas en niebla.
Incluso desde Canadá hay algunas rutas estacionales, sobre todo de Iqaluit a Nuuk, que tardan menos de dos horas en volar, lo que hace que Groenlandia esté sorprendentemente cerca de Norteamérica, al menos sobre el papel.
Cómo llegar a Groenlandia en avión desde Europa
- Copenhague (Dinamarca) – Kangerlussuaq: aproximadamente 4 horas 30 minutos en vuelo directo
- Reikiavik (Islandia ) – Nuuk: unas 3 horas de vuelo
Vuelos regulares a Groenlandia desde Norteamérica
- Iqaluit (Canadá) – Nuuk: aproximadamente 2 horas de vuelo
- Ottawa – Nuuk (con escala en Iqaluit): aproximadamente 5-6 horas en total
- Nueva York – Nuuk (vía Reikiavik): aproximadamente 7-8 horas en total, incluida la escala
Sin embargo, una vez en tierra, el tiempo es aún mayor: los desplazamientos internos se realizan casi exclusivamente en avión o barco, porque no hay carreteras que conecten las ciudades entre sí.
Unas vacaciones en Groenlandia no son una escapada de última hora, sino que requieren unos días más en comparación con otros destinos. Un viaje «de verdad» a Groenlandia, bien hecho, debería durar entre 8 y 10 días. En menos tiempo sería difícil disfrutar tanto de los paisajes como de las experiencias (como los pueblos inuit, los fiordos helados, ¡y quizá incluso una noche bajo la aurora boreal!)
Un mundo aparte: cómo vivir en Groenlandia
Oficialmente, todo el territorio de Groenlandia pertenece al Reino de Dinamarca, pero desde hace tiempo se le ha concedido un estatuto de autonomía muy amplio que le permite gestionar casi todos los aspectos de su vida política y social.
La mayoría de los habitantes se concentran en la costa oeste, donde se encuentran las tres ciudades principales:
- Nuuk: la capital, con unos 19.000 habitantes
- Sisimiut: ciudad portuaria y centro pesquero
- Ilulissat: famoso por el fiordo de los icebergs, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
La población está formada en gran parte por inuit (alrededor del 90%), que siguen manteniendo fuertes lazos con la tradición, al tiempo que viven en casas modernas, utilizan Internet y participan en la vida política y social. Las antiguas actividades relacionadas con la caza, la pesca y el conocimiento del territorio siguen transmitiéndose de generación en generación, al igual que la lengua groenlandesa, la gastronomía local y los relatos mitológicos que han dado voz a las leyendas del hielo durante siglos.
En Groenlandia coexisten dos mundos: el del presente, hecho de smartphones, escuelas y pequeños aeropuertos, y el de la memoria, esculpido en el viento ártico y en las historias transmitidas bajo cielos cargados de estrellas y auroras boreales.
El cambio climático y la creciente importancia de Groenlandia
A medida que el calentamiento global derrite gradualmente el hielo del Ártico, está abriendo nuevas rutas comerciales que antes eran intransitables. Entre ellas, la Ruta Ártica y la Ruta del Mar del Norte podrían revolucionar el transporte marítimo entre Europa, Asia y América, reduciendo tiempo y costes.
En este escenario, Groenlandia asume un papel estratégico crucial: no sólo como punto de apoyo logístico y militar, sino también por sus recursos naturales, incluidos yacimientos de tierras raras, petróleo, gas y metales preciosos.
Por eso las grandes potencias observan esta tierra remota con creciente interés, y por eso el destino de Groenlandia está cada vez más vinculado a los equilibrios geopolíticos mundiales.
Hoy más que nunca, esta inmensa isla blanca es la nueva frontera entre la naturaleza y el poder, entre el aislamiento y la centralidad mundial.
No me sorprendería en absoluto que en los próximos años Groenlandia se convirtiera en uno de los territorios más importantes y visitados del mundo, también desde el punto de vista de las rutas turísticas y comerciales. Poco a poco, el inmenso mundo helado de Groenlandia está dejando de ser sólo un telón de fondo que admirar desde la distancia, y se está convirtiendo en un verdadero destino de viaje para quienes buscan experiencias auténticas como el sol de medianoche, con la sensación de haber llegado al confín del mundo.
Los paisajes de Groenlandia parecen pertenecer a otro mundo: icebergs gigantescos, fiordos interminables, montañas nevadas, luces árticas. En verano, el sol de medianoche nunca se pone; en invierno, la oscuridad sólo se ve interrumpida por las auroras boreales. Un viaje aquí significa tocar lo extremo, lo primordial.
Enlaces útiles para viajar a Groenlandia y descubrir el Sol de Medianoche
- Kangerlussuaq
- Fiordo de hielo de Ilulissat
- ¿Te gustan los viajes de aventura para descubrir la naturaleza? Lee también nuestro artículo sobre el Gran Cañón

